Descripción
¿Ha oído usted hablar de la autocensura? Pues Johnny Ryan no. A él todo eso de los tebeos que ya no se pueden hacer le suena a milonga rioplatense. Lleva décadas haciendo lo que le sale del nacle y cada vez le salen cosas más punzantes, más amenas, más inteligentes y más ¿impublicables? ¡Amos anda!
«Fóllate a mi hijo» viene a ser una de esas novelas negras pasadísimas de rosca en las que la Carmen Mola de turno va estresando la situación a todo lo que da, en un tour de force por lograr que el lector aparte la mirada, sienta pánico y repulsión. En ese tremendo esfuerzo por generar terror es frecuente que estas novelas rocen la comicidad, una comicidad extrema y rara, pero que da risa a fin de cuentas. En este caso Johnny Ryan es cómplice de la movida y lleva la crueldad y el mal rollo al extremo, provocando una extraña mueca que es mezcla de sonrisa y repelús, y generando en su glotis sonidos guturales a medio camino entre la carcajada y la arcada.