Este autor, que hace las delicias de un amplio público infantil de 7 a 40 años, pasó por España recientemente y Autsaider Télegraf tuvo la suerte de poder hablar con él.
Atención padres, estómagos sensibles, políticos en campaña y catedráticos de metafísica, este contenido puede resultar altamente ofensivo a su inteligencia.
AT: ¿Es la primera vez que estás en España?
JR: Sí [en español]. He estado en Bilbao, ahora en Madrid y me marcho el viernes por la mañana.
AT: Espero que te lo estés pasando bien.
JR: Sí [en español].
JR: Exacto.
AT: Ese chico ahora es un hombre de éxito. Un gran dibujante de cómics. Por eso creo que sería mucho más interesante preguntarnos ¿qué ha sido de tus compañeros de colegio?
JR: (Risas) No sé, no estoy en contacto con nadie del colegio. Supongo que es gente normal que tiene trabajos normales.
Y: ¿Cómo era tu vida en el colegio? ¿Eras el más popular? ¿Eras el tío raro?
JR: Más bien creo que era invisible. No era considerado ni el más artístico ni el más gracioso. No tenía demasiados amigos. Además, especialmente en la época del instituto, vivía muy lejos de donde estudiaba, así que creo que en realidad era un ente bastante invisible.
JR: No, para nada. De hecho, no acostumbro a mirar atrás muy a menudo.
AT: ¿Y cómo es que ese chico comienza a aficionarse a los tebeos? ¿Cuáles eran tus autores favoritos?
JR: Leía los tebeos que se publicaban en los periódicos. Peanuts, The Far Side de Gary Larson, Calvin and Hobbes. Luego pasé a Mad, me gustaba mucho Mad magazine, y luego tebeos de Marvel. Tenía un club de cómics Marvel y leíamos tebeos juntos. Leía cualquier cosa y luego empecé con Fantagraphics y los libros de Robert Crumb, Daniel Clowes… Hasta que vi una una edición alemana de un libro de bocetos de Crumb del 69 o por ahí y eso cambió mi vida. Me dije, «eso es lo que yo quiero hacer».
JR: Si quieres vivir de ser dibujante de cómics tienes que hacer ese tipo de cosas. Yo no puedo vivir solo de mis tebeos. Tengo que hacer trabajos de ilustración, de diseño, hacer varios libros a la vez, encargos… Vivo de la acumulación de diferentes trabajos.
JR: No.
JR: Mal. Me sentí fatal. Todavía hay cierto dolor por todo ello. Ahora la cosa ha cambiado un poco. Se ha convertido en una forma de vida, hago una serie de televisión y mi madre dice «ah, mira qué bien», pero antes era una cosa el tipo «haz algo útil» o «¿qué pasa contigo? ¿Por qué no te pones a trabajar en la oficina de Correos?».
AT: Muchos chavales en la misma situación hubieran tirado la toalla. ¿Por qué crees que tú seguiste adelante?
JR: Sabía que no tenía otra cosa que hacer. No podía imaginar vivir de otra forma o trabajar en otra cosa. Para mí era muy importante continuar.
JR: Bueno, no tuve una educación católica demasiado estricta. Tuve más bien una educación laica pero sí es cierto que iba a la escuela dominical, a la iglesia y, cuando era pequeño, quería ser cura. Pero luego me interesaron las chicas y ya sabes…
JR: Sí, es cierto (risas). Suena bien, pero en cierta manera creo que eso de ejercer cierta autoridad sobre otras personas que no sean yo, me resultaba un poco raro.
JR: No lo sé. No puedo explicarlo, pero es algo que lleva siendo gracioso desde hace miles de años. Creo que es parte de la naturaleza humana. De todas formas y aunque no lo creas, hay gente que no piensa que sea tan divertido y no se atreve a cruzar la línea. A aquellos que sí tienen sentido del humor, a esos sí que les resulta gracioso.
JR: Lo hago como cualquier otro trabajo que haga para Nickelodeon, una revista o lo que sea. Ellos tienen gente, programadores, que te dicen lo que quieren. ‘Esto es lo que queremos. Esto es lo que queremos que nos des’ y yo no intento darles nada que no quieran porque mi intención es tener continuidad en mi trabajo. Es importante para mí conseguir un respaldo laboral, mantenerme, alimentarme. Intento ser todo lo gracioso que puedo, pero hay reglas que tengo que cumplir.
JR: Bueno, es un canal para niños. Tienen ciertas restricciones que hay que cumplir, pero eso hace que busquemos otras formas más divertidas y más creativas de hacerlo.
AT: Y como curiosidad, ¿cómo se logra vender una serie de animación tan personal como la vuestra a una gran compañía como Nickelodeon?
JR: Trabajaba haciendo cómics para la revista de Nickelodeon y hacía tebeos con Dave Cooper. Él me mandó unas ideas de personajes y yo escribí algunos guiones para cómics con ellos. Un tiempo después, Nickelodeon llamó a Cooper y le dijeron que estaban pensando en hacer una serie y él me llamó por si me apetecía que desarrollásemos esa idea para la cadena. Le dije que sí. Estuvimos trabajando en ello bastante tiempo, unos seis años y ahora, por fin, la serie está en antena.
JR: Yo aún no lo he visto (risas). El merchandising en una serie como esta entra en juego hacia la tercera temporada y aún así no está garantizado que la cadena lo produzca. Por ahora es pronto para que hagan merchandising.
JR: Probablemente es gente que imprime con transfers o fotocopias pero no es merchandising original. Te aseguro que no gano ni un céntimo con esas almohadas que te has comprado (risas).
AT: Uno de tus trabajos más conocidos es el cómic Prison Pit. En España se han editado traducidos como Pudridero, por parte de Fulgencio Pimentel y Entrecómics cómics. ¿Podríamos decir que es tu obra más ambiciosa, que es tu obra maestra?
AT: Como hizo Robert Crumb…
JR: Sí, pero bien hecha… (risas). No, en serio, prometo no hacer jamás una versión de la Biblia.
AT: ¿Por qué?
JR: Porque es demasiado aburrida.
Y: Bueno, en ese sentido, tú hiciste tu propia versión de una historieta de Robert Crumb, Short Story of America, que era mejor que la de Crumb. Podrías hacer lo mismo con la Biblia y mejorársela.
JR: Sí, tal vez (risas).
JR: No tengo ni idea.
AT: ¿En serio?
JR: Se ha hecho una adaptación del primer libro a dibujos animados y hay posibilidades de que se haga una versión de noventa minutos con todos los libros.
JR: Sí, está muy influenciada por el cine. Por películas raras y por cómics raros que estaba leyendo por esa época. Pero es curioso porque, cuando empecé a hacerlo, nunca imaginé que podría ser adaptado al cine. Creo que es importante que un dibujante trabaje sin pensar si su trabajo va a acabar siendo una película de animación o convertido en otra cosa. Hice Prison Pit porque era lo que quería hacer y lo hice como quería hacerlo sin pensar en nada más porque ¿quién iba a querer adaptar eso? Por un lado es súper violento pero por otro tiene una atmósfera muy artie. No tiene la misma acción que una película normal, así que cuando la gente de Rug Bug me comentó que querían animarla les dije, vale…
AT: Es vuestro tiempo y vuestro dinero…
JR: Sí, claro, pero yo tenía muchas dudas de que se pudiera adaptar. Sin embargo ellos lo han conseguido. La música y todo lo que han hecho capta muy bien el espíritu de la obra. Además, aunque hay partes en el libro que son muy de cómic, hay otras que funcionan directamente como si fueran un storyboard.